Bourdain decía que, si uno desea realmente experimentar la vida de una cultura diferente, debe ir a comer a su mercado local. Pareciera un consejo arriesgado, sobre todo por el manejo de los alimentos, la cadena de frío, la higiene básica y otras razones que harían a cualquiera pensarlo dos veces antes de pedir un plato preparado por manos extrañas. Sin embargo, a veces uno debe ponerse el traje de Indiana Jones y pedir el clásico hornado con mote con el también clásico “agrio” de tomate, cebolla y vinagre. ¿Porqué? Porque “Chulla Vida”.
A 2 cuadras de la plataforma financiera, por la Amazonas, está el mercado Iñaquito, famoso por su oferta de comida típica de la sierra central. El hornado es el plato estrella, pero siempre he sido partidario de experimentar y buscar ese algo más que está esperando ser descubierto. Como cuando uno ve un disco de una banda nueva y decide escuchar el resto de canciones, además de la que esta sonando en la radio.
Ir al mercado a comprar comida es una costumbre que tengo porque me gusta. Es incómodo, es pesado, pero me da placer ver las frutas coloridas y elegir las más vistosas y maduras a mi gusto. Es cierto que “pollo es pollo” tanto en el mercado como en Rappi, pero hay un sentimiento especial, una mezcla de nostalgia y condicionamiento, que me lleva al mercado. Además, es más barato. Es como la tarea domestica de lavar la ropa. Hay que hacerlo, no es algo muy placentero, pero a veces uno revisa un bolsillo y se encuentra un billete de $5 que no sabia que tenía. Algo así es lo que me pasó con ese plato conocido como menudo.
Desde que los humanos se impusieron en la cima de la cadena alimenticia, las tripas de los animales se limpian, se rellenan de múltiples diabluras y se cuecen o asan a discreción. Pero nunca se me habría ocurrido que en un caldo se usara una salchicha dulce. Y lo mas extraño: está muy buena. La salchicha del menudo está aromatizada con yerbabuena, rellena de arroz y varias cosas que, imagino son baratas y, mezcladas, crean ese efecto vigorizante levantamuertos.
Considero que es mi deber pasar esta información. Aunque en gustos y sabores nadie tiene la exclusividad de la verdad (Stephen King alguna vez escribió que “opinions are like assholes, everybody´s got one”), creo que vale la pena sacar a nuestro espíritu aventurero de la zona de confort, alejarlo del tetrapak y la cadena de frío, y pedir un plato de sopa caliente, llena de pedazos de cerdito, con cuchara de plástico, probar esa “morcilla” blanca y decir “wow”…
No va a ser como encontrarse un billete de $5 en un pantalón, más bien uno de $10.
Dónde:
Mercado Iñaquito, Quito
todo en su lugar, todos en la mesa
Web : mediaenjoy.com | Diseño Gráfico : Gabriela Romero / @onewoman.studio