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Maria la panaderia
Foto: Pablo Mella

Mi turno en María Cocina y Panadería

Pablo Mella M.
@comiding.pod

En la entrada hay un grupo practicando yoga, algunas parejas jóvenes, vecinos y hasta ejecutivos escapados de sus oficinas esperando con ansias sus pedidos para llevar. La buena comida no hace distinciones y eso es lo que hace de María, una parte importante de la creciente escena gastronómica quiteña. En esta ciudad a la que no le faltan nuevas propuestas, este lugar es de los pocos en donde tendremos que hacer fila en cada visita. 

 

Ana Villota, su chef ejecutiva y propietaria, se acaba de mudar del barrio Las Casas a un espacio más amplio y cómodo ubicado a pocos kilómetros, en la zona de Granda Centeno. La propuesta del local está cimentada en dos pilares: la elaboración in situ de muchos elementos, como la panadería de masa madre y los distintos fermentos que utilizan en sus preparaciones, y una carta cosmopolita influenciada por los estudios de Ana en Edmonton, Canadá. La carta varía con regularidad, en línea con la estacionalidad de los productos y la constante creatividad de la chef. Buena estrategia, porque te obliga a volver con regularidad.

Me toman el pedido en caja y ahora paso a la mesa.

Los platos, sin duda, me hacen viajar. El clásico
Reuben me puso a cantar New York, New York (lo siento por la mesa contigua); los huevos benedictinos, en su punto; el Irish Dip, un sánduche de brisket de res cocido en un caldo con cerveza stout, espinaca orgánica y cebolla crujiente en pan baguette, hecho para ser remojado en el plato de consomé que lo acompaña, me dio un abrazo y me llevó al sofá de mi casa. Es el tipo de placeres que un all-day brunch permite satisfacer.

Además de los sánduches y platos a la carta para consumir en el local, la propuesta de panadería y pastelería para llevar es notable por sí sola. Baguettes, croissants y variedades difíciles de encontrar como el molde de shokupan, un pan de leche japonés, se complementan con un fantástico pecan pie, crumbles, donuts (recomiendo la de miel de maple con tocino, es soberbia) e incluso guaguas de pan. Me llevo una botella de ají ahumado, una salsa absolutamente versátil que, por sí sola, vale una visita al local.

Los primeros indicios de la mudanza del local muestran que la apuesta está resultando.

En María el foco está en los platos: su local es sencillo, sin lujos en su estética, con el ruido de los comensales como actor principal. El servicio, acorde, es eléctrico. Dos meseros corren por el local para atender a los impacientes visitantes mientras la propia Ana toma órdenes. Una onda vibrante que contrasta con una ciudad, nunca mejor dicho, apagada.

Dónde:
Barón de Carondelet N38-49 y Villalengua, Quito

Instagram:
@mariacocinaypanaderia

Web:
www.mariacocinaypanaderia.com