Juan Camilo Quinche
@juannquinche
A mis dos amigos se les ocurrió lo mismo: reservar una mesa en Gusta para celebrar mi cumpleaños. Ninguno sabía del plan del otro, pero ambos coincidieron en la elección del restaurante, como si el universo conspirara para que mi cumpleaños estuviera servido con todo lo que me gusta.
Esta coincidencia comenzó una semana antes del frabulloso día, cuando recibí la primera invitación para celebrar mi cumpleaños, una invitación formal y entusiasta para almorzar comida italiana en un restaurante nuevo, que me generó altas expectativas, porque ya había probado antes la comida del chef Adrián Escardó.
Para mi fortuna, Gusta abrió sus puertas en septiembre, en Plaza Navona, el mismo mes en que, hace 26 años, nació este Libra indeciso y muy exigente. Lo tomé como una señal de que era una gran opción. A la mesa llegó, para empezar, el Carpaccio di polpo, un pulpo laminado con aceite de oliva, zumo de limón, tapenade y tierra de aceitunas cuyo plato limpiamos con varios pedazos de focaccia. Le siguieron los Gnocchi al pesto que me cautivaron, porque estaban en su punto, cubiertos de un pesto fresco y cremoso que contrastaba a la perfección con la dulzura de los tomates cherry confitados. La masa tenía la textura ideal y para finalizar cada bocado el intenso sabor y aroma del queso Grana Padano me trasladaron al sur de Italia.
En ese momento solo podía sentir gratitud, tanto por la invitación, como por la oportunidad de disfrutar estos sabores del otro lado del mundo en excelente compañía.
De repente, empecé a ver los mensajes en mi celular: “Juan Qui, no hagas planes en la noche, iremos a Gusta a celebrar” y otros como, “tenemos plan, vamos a este nuevo restaurante”. Sinceramente, lo primero que pensé fue: “No quiero ir al mismo sitio. Quiero hacer algo distinto”. Pero, afortunadamente, no quería tener que tomar una decisión más en el día, así que, acto seguido mis dedos escribieron “¡Amo! Está de locos la comida. ¿A qué hora nos vemos?”. Y decidir “no decidir” fue lo máximo, porque estar con más amigos, en un ambiente vibrante, contemporáneo, disruptivo, con una estética urbana y elegante, elevó mi energía.
Por la noche nos dejamos guiar por las recomendaciones que nos propuso Valentina, la jefa de barra, quien después de una breve conversación para asegurarse de nuestros perfiles de gustos hizo sus sugerencias. A mí me recomendó un San Gimignano, su versión de un Old Fashioned con vino torrontés, con la cual atinó, completamente, con el ánimo del día: dulce, fuerte y perfecto para celebrar.
Los sabores italianos tradicionales, esos que han viajado por generaciones, pero han sido refrescados por la migración como la de los italianos asentados en Brooklyn, le suman al menú mucha energía.
Finalicé el día agradecido por estar rodeado de seres queridos y llenos de amor que, por casualidad y sin acuerdo previo, pero con su buen gusto, me dieron la oportunidad de vivir ambas experiencias, almorzar y cenar en Gusta en mi día favorito del año.
PD. Al escribir este texto, me doy cuenta de que cumplí 26 años, el 26 de septiembre y puede ser que a nadie le importe, pero lo tomo como otra señal de que fue una fecha más especial de lo usual.
Dónde:
Plaza Navona, Samborondón, Guayaquil
Instagram:
@gusta.ec