“Creo que la cocina es el lugar del mundo que más me gusta. En la cocina, no importa de quién ni cómo sea, o en cualquier sitio donde se haga comida, no sufro.” Con estas primeras líneas, Banana Yoshimoto nos introduce en el universo de “Kitchen”, una novela que explora el duelo, la identidad y la familia a través de la relación de su protagonista, Mikage Sakurai, con la cocina. Más que un espacio físico, la cocina en esta obra se convierte en un refugio emocional, un símbolo de la rutina y la continuidad de la vida en medio de la pérdida y la incertidumbre.
Tras la muerte de su abuela, Mikage queda completamente sola en el mundo. Su vida, sumida en la tristeza y el desconcierto, encuentra un inesperado giro cuando Yuichi Tanabe la invita a vivir con él y su madre, Eriko, una mujer trans que irradia una presencia maternal cálida y enérgica. La convivencia con ellos le brinda a Mikage un sentido de pertenencia y, a través de la cocina, un ancla para procesar su dolor. Preparar alimentos, limpiar y habitar la cocina se convierten en actos casi terapéuticos que la ayudan a reconectar con la vida.
El simbolismo de la cocina en “Kitchen” es profundo. Es un espacio de repetición y rutina, donde se llevan a cabo tareas cotidianas como cortar, hervir, fregar y cocinar. Estas acciones, en su cotidianidad, representan la persistencia de la vida misma: la continuidad que permite a Mikage seguir adelante tras sus pérdidas. Es en la cocina donde encuentra consuelo después de la muerte de Eriko, cuando el acto de limpiar la devuelve poco a poco a la realidad y le permite sobrellevar el sufrimiento.
Pero la cocina en esta novela no solo es un refugio para el duelo, sino también un espacio de conexión. A lo largo de la historia, los momentos más significativos entre Mikage y Yuichi suceden alrededor de la comida: desde compartir cenas con Eriko hasta la escena final, en la que Mikage, en un gesto impulsivo y lleno de emoción, lleva un plato de katsudon (cerdo frito) a Yuichi en una posada lejana. En ese acto de alimentar al otro, se teje un lazo más fuerte que cualquier palabra.
Enmarcada en el Japón de los años 80, una época de modernización y consumismo, “Kitchen” también refleja una fascinación por los objetos domésticos y los electrodomésticos de última generación. Yuichi y Eriko coleccionan gadgets de cocina, una afición que contrasta con la manera en que Mikage encuentra en este espacio algo mucho más esencial: una forma de reencontrarse consigo misma y de aprender a lidiar con la ausencia.
Con una prosa delicada y melancólica, Yoshimoto logra capturar la complejidad de las emociones humanas en una historia aparentemente simple. “Kitchen” no es solo una novela sobre la pérdida, sino sobre la forma en que las pequeñas rutinas, los gestos cotidianos y la calidez de una comida compartida pueden ser faros en medio de la oscuridad. Como la luz de un faro en el océano nocturno, la cocina en esta historia ilumina el camino de Mikage hacia la sanación y la posibilidad de un futuro mejor.
todo en su lugar, todos en la mesa
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